sábado, 24 de diciembre de 2011

El hilo de seda

"Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte" (Fragmento de El Túnel)
Dime su nombre y fracturaré sus huesos.
No creas que tengo una sonrisa calmada cuando me dices que te molesta que pregunte su nombre.
Preparo mis dedos delgados. No entiendes aún el propósito, dime su nombre y también romperé su cabellera, no importa el color. 
Busco las agujas de doble abertura, inyecto el líquido, y el que se derrama lo puedo lamer conscientemente mirándote a los ojos.

También sonríes, pero sientes piedad. No te encuentras entre tu propia barba, tu propia mirada adjunta a la desnudez. ¡Vamos, no te niegues!, dime su nombre ¡ Maldición, tengo calma! Yo  cortaré las telas, sus dedos y te dejo su vientre para dormir, lo prometo.
En la siesta mueve las manos, expande tus venas, altera tus erecciones, agita un poco, sólo un poco. No me hagas daño con la marcada cadera de tu demacrada figura. Besar tus costados me harán el amor.
Luego de la siesta sal de la habitación, piensa que no volverá, después de todo tu has entrado siendo una máscara de perversión.

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