la la la tra la la la...
Bella… un día dejarás que mis manos toquen
tus senos y mi lengua haga erección conjunta
a tus pezones desconocidos.
Dime qué color llevan y el olor que atrapa el sudor
y la tela de encajes que le acaricia a diario. En mis deseos de perturbar sus horas de estudio, me veía resumiendo instantes en el suelo de su habitación, desde la mía, arqueando los muslos a favor de la entrada de mis dedos y la mirada siempre a la pared imaginando su pecho.
Otra vez; sus imperfectos labios, estéticamente diseñados para sostener un cigarrillo o un pene a canal limpio y seco, en principio. Envidia transgresora de mi cuerpo hacia sus dientes pasivos, y esos gustos...
Foto: R.W -Autorretrato.