domingo, 26 de junio de 2011

La habitación vacía

La habitación vacía. Hacía algún tiempo que no notaba la soledad de su cama.

“I can’t quit you baby” le dio el ambiente. El cabello mojado aún, pues acababa de salir de la ducha. Cambia la pista (ella anhelaba los discos de acetato con los que descubrió a Judas Priest, Scorpions y algún otro que ahora le cuesta hacer imagen… pista en transito “Black country woman”)

Seguía sin colocarse la ropa interior, sólo el cabello le cubría el pecho, y se miró al espejo, sensual, deseada, y comenzó a bailar. Le hizo un baile imaginario a un par de chicos con los que ha deseado revolcarse desde la cama, hasta el patio “y la casa del perro”. Tiene epilepsias en la cintura, palpitos involuntarios en los labios internos y  el ritmo de la armónica que le hace expandir el clítoris deseoso de entradas y salidas de minutos y minutos.

El relax seguía mientras ella danzaba hacia la TV, colocaba una porno de muchachas jóvenes y blancas con areolas casi del color de su piel.

…suena el teléfono: “aló, ¿estas ocupada? (Barracuda esta vez al fondo. Todo progresa al nivel de una canción tras otra, una fusión de Heart, Led Zeppelin y Pink Floyd y aún no le permiten masturbarse. Entre atender la llamada, colocar la película y cantar mientras el muchacho habla al teléfono, el cabello se le va secando y se va mirando despeinada; extrañamente eso la hace más delgada y baja de estatura de lo que es..)

-No, sólo estoy escribiendo. (Silencio). –“¿Umm, quieres ser mi puta esta noche? Es domingo, yo podría pasar a buscarte”.

Pobre chico, solo la miró una vez, ella lo tragó como una serpiente de río, el quedó sugestionado y ahora la busca con la esperanza de repetir el encuentro que ella lleva meses evitando.

“¡uuuhg, Barracuda!”…
Él entendió que ella no bajaría el volumen y se despidió resignado.

Levantó su desnudez de la silla de madera, por fin colocó la película. Adelantó con desespero. Ya se la sabía de memoria, se fue a la parte que le gusta donde está una hermosa jovencita de ojos grandes que hace un gesto fingido (pero perverso) con los labios que van acompañado en verso con sus mejillas y a la vez con sus pestañas y un ceño fruncido que parece que le doliera, pero realmente lo está disfrutando.

Esta vez suena “The rain song” y fue una interrupción urgente ¡Carajo!. Tuvo que levantarse. La canción era muy suave para su gusto. En  ese momento miró la jeringa dentro del mismo paquete donde escondía sus porno, el lubricante y una que otra pastilla para dormir. Sonrió y pensó que no era la ocasión.
Se deslizó complacida rodeando la silla, moviendo las caderas, drogándose mentalmente como ya antes lo hizo … “Heartbreaker” … llegará el momento en que la jeringa le haga el amor y le inyecte el deseado semen del aeroplano en las neuronas.

La imagen era la chica de espaldas al hombre un poco mayor. Comparó el clítoris de ella con el de la chica del video. Y comenzó a humedecer sus dedos, aunque no era necesario.
El ritual de su adicción mental, el ritmo de las guitarras, todo le dio, todo placer, todo oídos, todo sentido, todo imágenes, todo desnudez, dedos, letras, y finalmente el cansancio.

Se levantó entre agitada y relajada. Pensó “debo cortar mis uñas”. La música seguía, la película también, abrió las gavetas, sacó un pantalón roto en la parte delantera de las piernas y al nivel de las nalgas. Una blusa marrón con flores bordadas, el cabello despeinado.

Apagó la TV, colocó la película en el paquete donde seguía inerte la jeringa y el resto. La llevó hasta el baño.

Silenció la música y se fue a tomar un café.

sábado, 25 de junio de 2011

...

Iba hoy a narrar cualquiera de mis relatos absurdos y llega él. Su estado cambiante y deshilachado me apalean el alma.

Antes de su llegada estaba en mi cama, esperando la llamada del chico aquel que una vez me tocó el cuerpo, aún sin llegar a los senos, ni la entre piernas... ¡mierda! ¿qué pasó ese día?. En este momento tengo una mezcla fantasiosa donde lo olvido a él, paso de largo, y sigo con el estado cambiante y deshilachado de quien se acaba de ir. (Dije que llegó, pero ya se fue)
 ..................................Como quisiera tenerlo debajo del ombligo, para susurrarle la respiración agitada desde arriba, que cruce el camino de mis labios, pase por la planicie de mis senos y termine ondulando su escasa cabellera. El deseo es incontenible, la serpiente rosa quiere besar el suelo de su cuerpo, y hasta la sucia masculinidad de su brutal depravación al mencionar mi trasero y sus inofensivos calambres desde el torso al pubis que envenenan sus pensamientos y acaban desapareciendo con el liquido final.

Estos últimos días soy tan femenina, lo único diferente que he sentido es la obsesión, de matarlo quizás, ¡ah, y  la forma que miro a la muchacha que trabaja en el colegio que visito todas las tardes, es hermosa, siempre con su porte desarreglado, con el jeans que le marca la parte delantera se las caderas y entre las piernas apretadas, el lunar cerca de su ceja izquierda, la poca notoriedad de sus senos entre la blusa blanca ancha, y su forma de caminar. El rostro perfecto, y el cabello recogido con poco detalle, sin esfuerzo. La he imaginado desnuda, a veces, entonces pienso en mi instinto animal, el hombre dentro de mi cuerpo que fuma y conquista a cualquier jovencita en busca de experiencias homosexuales, de descubrir "cosas nuevas" (de ellas me aprovecho sin pudor)

Yo se que he dejado la perversión de lado (exceptuando la tarde aquella en que junto a ese chiquillo de 22 años comencé a chuparme el dedo en señal de lamidas y mamadas que él miraba en shock imaginando que podría ser su pene y constantemente de levantaba para "arreglárselo"). Estas caídas constantes se deben a un rara mezcla de oscuridad y brisas matutinas en mi habitación.

Que cosas, me acaba de llegar un mensaje al correo, seguido del antojo de una hamburguesa justamente cuando arrancha el grito de la lluvia.
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Vuelvo, en estado trepidante, pero no puedo seguir..

viernes, 17 de junio de 2011

VI

Quiero ver mariposas, esta noche, en la pared de la habitación de alguna niña mimada, entre pipetas y fantasmas psicodélicos, arco iris. Verla reír y lamer mis testículos de perro, como caracola baboseando la tierra.
Herirle la nariz pequeña e inocente, mancharle las venas, besarle el clítoris partiendole el  pudor en medio de sus nalgas que bailan cuando llevan un jean, y tiemblan frente a mi mientras absorben mi pene. 
Escucharla decirme "amor, amor, amor, no me hagas daño". Sonreír y tatuar una última mariposa entre el rosado de sus pezones virginales, maravillosa policromía en los relieves del dolor de las mordeduras, sus lunares masajeados y mi lengua con contraste con sus uñas amarillas. (Una canción dedicada desde los altavoces que hablan de la oscuridad de algo que desconozco...)
En otra habitación

jueves, 16 de junio de 2011

Efectos del sexo a través de una llamada

El  hablaba de manera natural al teléfono. Parecía que llevaban años de conocerse, pero las horas apenas habían pasado. Veinte minutos y la había invitado a una habitación barata. Ella se reía, de forma muy pícara, hasta que comenzó a susurrarle una leve agitación de la respiración. "Si vieras como sale la lengua de mi boca intentando buscar tu pene para lamerlo". 
Ella estaba segura que en ese segundo se produjo un torrente bizarro mental, sanguíneo, entre las rodillas hasta la punta de su miembro que comenzó a dejar una gota en su ropa interior.
Ella sabía jugar. Disimulaba sentir, y le hacía sentir. Él, quería seducirla con palabras relajadas. Todo comenzó de nuevo: "me encantaría que estuvieras en cama conmigo, abrir mis piernas para ti, dejarte penetrarme tan suave que la angustia te exalte y tomes impulso para meterlo mas duro. Quiero verme con la cara contra la pared mientras me das por detrás..." 
Entre frases y frases el comenzaba a tocarse. No podía verse a través del teléfono, solo podía escuchar un golpe a ritmo de un andante movimiento de la mano. Ella comenzaba a excitarse, aunque sabía disimular sus labios se hinchaban, la sangre brotaba ( el impedimento de masturbarse en la cama, pero igual siempre prefería hacerlo en el baño, con lubricante caliente y mucha libertad de dos puertas cerradas a seguro) 
No se masturbó.
El mientras tanto le llamaba "puta" y le pedía que lo fuera para el. Ella le prometía dejarse hacer todo lo que él pidiera.
Acabó. "Déjame levantarme y limpiarme".
Ella comenzó a cantar una canción. Dos minutos y se despidieron.  
La soledad de las paredes azules del baño, que tiene una linea de flores hechas a stencil le miraban abrir el lubricante de tapita roja, caliente, y la sangre se confundía entre sus dedos y la tapa. Hacía una fuente de lubricante alrededor de su clítoris. Buscaba un tubo transparente plástico que le proporcionaba placer y lo metía hasta el fondo de su vagina, hasta que relajaba la sensación de mareo por la fuerte respiración. Sonría al final.
Lavaba sus manos, lavaba su entre piernas manchada de lubricante mezclado con sangre, sentía las piernas cansadas, se limpiaba con calma. Lavaba el tubo y la tapa del lubricante. Subía su ropa interior. Miraba las flores en la pared, sonreía de nuevo, guardaba lo que había utilizado.
Autoplacer, autocomplacer, satisfacción.
Efectos del a través de una llamada