jueves, 29 de diciembre de 2011

Bajo efectos...

En el dorso de su edad se destejía en mis leves experiencias. Bastas, bizarra
Pasivas, activas, con lo senos templados.
El severo acontecimiento del moco cervical, la corriente sanguínea de su erección
y la muestra de colores en su hipotálamo, equilibrando las uñas cortas,
muy cortas, en negro o no sé que color. Otro cigarro
y entran las ganas vacías de baba entre los lados: izquierdo-derecho-derecho y centro
de la lengua impenetrable.
Pudo haber sido locura, quitarse las ropas, o romperlas, o quemarlas encima,
bajo el efecto blanco, en la suciedad de los pies. Puedo haber sido penetración,
miradas, rasguños, golpes...
el límite
.
.
.
y ahora el dominio imberbe de la paradoja de los treinta
y la propaganda del sexo adquirido en la boca conocida del treinta entre dos.
se repite, treinta, mitad y dos o tres; para mencionar el asco de este lado y del otro.
¿Quién necesita coherencia si se tiene más que un lexotanil?

No era esto lo que querías, pero es esto lo que te doy, bajo el estado que me encuentro (música, pupilas, habitación, desnudez, escombros) ¡Confórmate, hasta que seas grande!

No hay comentarios:

Publicar un comentario