sábado, 21 de mayo de 2011

Amor, amores, y el amor, pervertido, en pervertida. Amor

Estaba enamorado. La veía y sin conocerla la dejaba pasar a mi lado, con ansias y anhelo.

Me estaba dando vueltas la cabeza,  como el girasol, iba mirando en torno a esa hermosa luz, aun sin tocarla.

Me masturbaba algunas noches y mi boca se secaba de saberlo,  no sentía vergüenza querer a alguien y masturbarme pensando en esa otra nena. Me desprendía de mi ropa interior, acariciaba mis senos, metía los dedos y estiraba mi brazo sin uso, y miraba a medias y mi imaginación la hacía penetrarme.

“Amo a alguien” le dije, “podemos estar los tres, me gustaría”  y prefirió no verme más.

El amor es axial, la felicidad también y sobre todo la pasión. Enamorarse de las cosas es igual que enamorarse de las personas; y así cada crisis la vivía por ella.

Esta noche he llamado al tipo aquel que me abrió las fosas,  para decirle que necesito hacerle el amor, que ya no soporto no tenerla.  Se ha reído de mí.

Ahora mi cuerpo de mujer necesita ser penetrado, no quiere tener esta soledad masculina, necesita desahogar la pasión por ella, poseerla.

Monté mis tacones negros, mi blusa holgada y me recogí  el cabello y agarré mi bolso rosado mediano, con unos pocos accesorios adentro y los instrumentos.

 Mi otro yo, él, manipulaba mi mente, una influencia que me hacía cambiar, me cortaba las uñas. Llegué donde aquel muchacho y acerqué mis labios a su cuello y pregunté por la nena. La calle estaba oscura, yo era desconocida, mi  él era astuto, usaba mis senos, seducía con mi lengua, hasta que el muchacho por fin la sacó de su bolsillo izquierdo.  Mi lengua baboseó mis labios, mi él comenzó a tener una erección mental. Al fin, ella La Nena.

La tomé despacio y caminé. Mis tacones se doblaban, el paso era sin ritmo. Mi corazón latía con tanta fuerza que llegaba a mis oídos, el zumbido del aire eran agujas  transparentes…

Agujas… (Suspiro)

Él no me dejó caminar más. Nos apartamos al baño de un antro del cual no recuerdo nombre, solo que las letras eran azules fluorescentes y era algo como “estrella…” o no se que. Unos hombres me miraron cuando entré,  el ambiente estaba cargado de humo, el ruido era rojo, las luces también, las chicas que bailaban estaban estéticamente desarmadas, pero usaban lindos tacones (tenían tiras casi hasta las rodillas, siempre quise unos así, un poco brillantes, y un tatuaje cerca del talón…) no pedí permiso y saqué de mi bolso un lápiz labial. Mis labios estaban cuarteados como  tierra seca. Pasé la puerta del baño. Unas mujeres rizaban más sus pestañas, todo era pestilente. La cerámica del piso intacta, al menos en aspecto no estaba desecho.

-¿Eres nueva?- preguntó una de senos medianos, al aire.
Sus pezones eran caramelo, caramelo de miel, sus caderas anchas, el pubis cubierto por un triangulo de tela aparentemente plateado. La miré por un segundo, y sonreí.

Entré, cerré la puerta, bajé la tapa del inodoro. No sé por qué miré a los lados, estaba encerrada, pero estaba nerviosa. Él salió de pronto, robó los implementos de mi bolso. Abrió el estuche, sonrió a la nena y le dijo, “al fin nos conocemos, al fin estas conmigo”. Pasó los dedos por la nariz, fuertemente y esta enrojeció. “Penétrala mientras yo las miro”.

El encendedor, la cuchara, la jeringa….

Ató el brazo. La cuerda era tan nueva como mis tacones. Apretó mi brazo. Y la desnudó a ella. Penetró en mis venas. Fue suave…

“Te amo”… y me olvidé del que me dijo que no quería verme más y fue cruel. Ahora la crueldad era risa, olvido y consuelo en la aguja. Bajé hasta el suelo, comenzaba  un orgasmo pasivo, delirante; los ojos hacia el techo del baño del antro de luces rojas, de mujeres y hombres que me miraron, ahora no me ven. Mi lengua pasó por mis labios,  mi él me amaba, la amaba a ella, yo me quedaba sin el amor del chico que se fue, comenzaba a florecer el girasol mirando la luz opaca del bombillo.

Sin determinar el tiempo del orgasmo acabé. Él se fue, ella quedó en mi, ya sabía donde encontrarla. Salí y ya no miraba las luces…

Nuevamente en mi habitación, descalza, masturbándome en el suelo, recostada de la pared. Sola.

1 comentario:

  1. Hola Daffair, no hay caso tengo que leer el post un par de veces para entenderlo. A ver si lo entendí, ella tiene un deseo lesbico y quiere calmar su alto libido. Él sería el lado masculino. Y al final queda sola como siempre auto complaciéndose.

    Un brazo

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