jueves, 29 de diciembre de 2011

Bajo efectos...

En el dorso de su edad se destejía en mis leves experiencias. Bastas, bizarra
Pasivas, activas, con lo senos templados.
El severo acontecimiento del moco cervical, la corriente sanguínea de su erección
y la muestra de colores en su hipotálamo, equilibrando las uñas cortas,
muy cortas, en negro o no sé que color. Otro cigarro
y entran las ganas vacías de baba entre los lados: izquierdo-derecho-derecho y centro
de la lengua impenetrable.
Pudo haber sido locura, quitarse las ropas, o romperlas, o quemarlas encima,
bajo el efecto blanco, en la suciedad de los pies. Puedo haber sido penetración,
miradas, rasguños, golpes...
el límite
.
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y ahora el dominio imberbe de la paradoja de los treinta
y la propaganda del sexo adquirido en la boca conocida del treinta entre dos.
se repite, treinta, mitad y dos o tres; para mencionar el asco de este lado y del otro.
¿Quién necesita coherencia si se tiene más que un lexotanil?

No era esto lo que querías, pero es esto lo que te doy, bajo el estado que me encuentro (música, pupilas, habitación, desnudez, escombros) ¡Confórmate, hasta que seas grande!

lunes, 26 de diciembre de 2011

X

El ojo izquierdo tiene un tic insolente que se hincha y se desangra la nariz que parece crecer cada día más.
Antes no se creía partícipe de amor con seres ocupados, o preocupados por la cama de una mujer, o de un hombre, porque siempre sabe elejir (así, no sabe aún escribir correctamente la palabra) y entonces siente frustración por su pedofilia, por su ciclotimia y la claustrofobia en los buses.
Hace un año que encontró su espejo y de la misma manera lo rompió. Descubrió un fatídico enlace cósmico entre las personas de este medio y el otro, con grietas y basura, no lo conoce, pero surge a través de colores impuros y a veces espectros de luz radiante como gorros de baño, así como las botellas de vino. 
El líquido le hacía desmayar, pero la botella tenía la perfecta forma y el frío que le daba placer entrando en la vagina, de rodillas en el baño de su habitación, la habitación del pervertido, que aveces era solo el cuarto de risa. 
La depresión alterna como los dibujos de la pared: Un espantapájaros, un juglar, un rostro hundido en un espiral azul, violeta y rojo y una gama de bajas memorias que le caracterizan. Cada vez que cambiaba a su condición de hipomanía, cambiaba su nombre, su forma de gestos en los labios, como si le molestasen los dientes y la lengua, la lengua que lamía sus dedos para acariciar sus pezones en la soledad.
Sólo estos días se había masturbado unas 16 veces, insistiendo en llegar un hilo de saliva espesa a los pezones, en sangrar los codos e inventarse una nueva forma de placer, mientras comenzaba el siguiente juego, consecuencia de su mirada, la que era otra, no el que se nombra al final.
.
.
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Y las últimas palabras leídas:
"Pervertida te deseo.
  • No limites"

sábado, 24 de diciembre de 2011

El hilo de seda

"Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte" (Fragmento de El Túnel)
Dime su nombre y fracturaré sus huesos.
No creas que tengo una sonrisa calmada cuando me dices que te molesta que pregunte su nombre.
Preparo mis dedos delgados. No entiendes aún el propósito, dime su nombre y también romperé su cabellera, no importa el color. 
Busco las agujas de doble abertura, inyecto el líquido, y el que se derrama lo puedo lamer conscientemente mirándote a los ojos.

También sonríes, pero sientes piedad. No te encuentras entre tu propia barba, tu propia mirada adjunta a la desnudez. ¡Vamos, no te niegues!, dime su nombre ¡ Maldición, tengo calma! Yo  cortaré las telas, sus dedos y te dejo su vientre para dormir, lo prometo.
En la siesta mueve las manos, expande tus venas, altera tus erecciones, agita un poco, sólo un poco. No me hagas daño con la marcada cadera de tu demacrada figura. Besar tus costados me harán el amor.
Luego de la siesta sal de la habitación, piensa que no volverá, después de todo tu has entrado siendo una máscara de perversión.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Lunes

"porque uno cree que el verdugo se va a rendir, a cansar..."

Si, te maté. Fue entonces cuando sonreí y salí a la calle a comer hamburguesas con el tipo que hago sudar sin tan siquiera tocarme.
Fue breve, mejor dicho, qué rápido accediste a colocar el cuello, y el punzón terriblemente oxidado parecía suplicarme que por favor lo hiciera, así como tu, así como el drama.
Ya no me importaba lo que dijera Wilde o lo que dijeras en tus poemas impecables e incomprensibles.
Te vi tan decidido a querer ser degollado, aplastado y  olvidado que no lo resistí.
Ya luego de las hamburguesas (una y la mitad de otra que dejó el tipo aquel)  me despedí y fui al encuentro de la música, con mis pantalones rotos. 
Le dije "hace mucho que no hago el amor" y el respondí con la misma frase. Hasta un lugar oscuro, de piso rojo, caminamos y mis caderas encima de sus muslos se insinuaban, mientras mis manos con uñas violetas acariciaban su rostro de grandes ojeras y preocupado porque lo viera alguien amigo de su mujer.
¿Qué uso podría darle al detalle del momento?, podría ocultar sus largas patillas de rockero de los 90, entre las caricias y el susurro al oído "quieres acostarte conmigo"...
Y no olvidaba tu nombre ni los días que contamos de tu venida. Pero como disfruté cuando sus manos entraron por las roturas de mi pantalón. Nervioso, con esos gestos de no querer ser descubierto por nadie más que las lámparas de colores colgadas en los árboles. Mientras sonaba algo del buen rock de los chicos de no sé que ciudad, tu descansabas en el agujero de mi mente, en la sangre del punzón, en tus libros sin dedicatoria que te llevaran a la gloria, porque después de la muerte es cundo eso sucede.

domingo, 4 de diciembre de 2011

IX

"No tendré ninguna compasión te traumaré y tus piernas temblaran al sonido de mi voz ..."

Llamándote "niña, niña, niña (...)" deberías venir a tragar de todo esto que brota por el pantalón y no resiste la cercanía de tanta gente. Todos alrededor sonriendo como pájaros sin ramas, bastardos, malditos que se encierran en sus masturbaciones y luego niegan hacerlo.
Podría ahora mismo, sacarlo de ahí y frotarlo vulgarmente sin importar la cara de mi madre. Ella que hasta hace unos días decía ir a ver bisuterías, y volvía con ese olor. Mejor ni mencionarlo.
Pero tu y tu perversión inocente, ¿qué ofreces? una chica de senos medianos, blanca, de cabello largo para mi preferencia, para disfrutarla, mientras tu solo tienes un orgasmos prematuro al mirarle los pezones.
Me haces pensar en tu primera experiencia. La que me contaste. ¿Y cuando pasarás la lengua por un clítoris, solo para complacerme?
Vamos a hacerlo ahora, déjate incitar, que lo tengo duro. 
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Suena al fondo un poco de Zapato 3 y no me concentro en la canción sino en esta maldita distancia. Esta sangre que no sale de tus venas, de tu ano, solo en mi maldita fantasía que me jode y te dice siempre "Ven, niña, niña, ven"
Tu, allá, finalmente acabas y yo sigo rodeado de gente que últimamente parecen desconocer los orgasmos, las masturbaciones, el sadismos, la violación, y las ganas de apretar por el cuello y escupir el rostro de la mujer que me hace su sombra, su penumbra, su imaginación.